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CRÍTICA: Contra lo que podría decir, o suelo pensar, creo que Hijo americano es una saga cuando menos divertida. Tiene buenos momentos y páginas o más bien, secuencias interesantes y resueltas de forma divertida. Marco Checchetto regala algunos páneles para la posteridad (por ejemplo, a Bullseye sacandose un moco y matando a una rata con el mismo) y Phil Jimenez resuelve con buenos trazos la parte final del cómic.
Joe Kelly remastica en sus guiones la vieja rivalidad entre los Osborn y como esta invariablemente termina afectando a Peter Parker, ya sea o no en su faceta de Spider Man.
El problema de la saga era, ¿cómo darle la vuelta al odio que se tienen Norman y Harry, cuya historia está más quemada que una telenovela de Televisa? Kelly decidió usar a Menace/Lily para agregarle tensión a esto y debo decir que funciona, por lo irreal que es la idea de que alguien como Normancito sea un garañón capaz de preñar a cuanta mujer tenga enfrente, como ya lo había demostrado con Gwen Stacy.
Las escenas de pelea entre Spider Man, Iron Patriot y American Son son buenas, aunque jamás me queda del todo claro los alcances de American Son en batalla (más cuando el portador de la armadura es alguien con la personalidad de Bob Esponja).
Lo que sí es que Norman demuestra que no importa de qué forma se vista, siempre será un puqueque que termina con el trasero pateado y con rostro pujante. Spider Man, bueno, el pretexto era dibujarlo con el traje negro, y aquí lo tenemos así.
Lo único que me resulta malo es que de repente la narrativa del cómic es confusa. Me pasó en el episodio 4 sobre todo, donde no me queda claro porqué o qué sentido tenía meter a la Tía May y sus dramas geriatrico-sexuales. Supongo que este es un título que le debe llegar a todo público.
CALIFICACIÓN: 8.