Matt Murdock ha regresado a las calles de Nueva York tras un largo preriplo europeo, sólo para encontrarlas más peligrosas que antes, con cientos de criminales tratándo de quedarse con el lugar del Kingpin.
Para colmo, Matt debe lidiar con sus demonios personales. El matrimonio que apenas sostiene con Mila Donovan se desvanece y su trabajo como bogado no le está dejando muchas satisfacciones, menos cuando tiene que defender lo indefendible: A Melvin Potter, el Gladiador, quien parece se está volviendo loco, y peligroso.
CRÍTICA: Ed Brubaker ha dedicado buena pate de su actual estadia en Daredevil a dos cosas: Desenmarañar las situaciones que le heredó Bendis, y plantear su propio concepto del peligro para Daredevil.
De lo primero podría decirse que ha terminado, al regresar al personaje a su "normalidad" tras el encierro carcelario en que lo dejó el guionista de la calva brillante.
Mientras Bendis se dedicó a jugar con la identidad secreta de Matt como factor de tensión (algo que por cierto hace de manera frecuente en todos los cómics que escribe), Brubaker ha optado por un todo más mental y psicológico. Alguien quiere despedazar la mente de Murdock y para hacerlo, torcerá la mente de todos quienes le rodean, caso específico, el Gladiador, que es un villano que en sí ya está desequilibrado, y ojo con la esposa de Matt...
CALIFICACIÓN: 9
sábado, junio 27, 2009
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