
Combatir ha estas criaturas ha sido la misión de una antigua secta religiosa, tan antigua que ahora está en vías de extinción, por la falta de nuevos talentos, y porque es muy difícil encontrarlos, pues para entrar en ella hay que vencer todos los miedos internos y externos. Además, claro, de que las viejas armas que se utilizan para cazar a estas bestias solo pueden ser utilizadas por muy pocos humanos.
Así, en ese equilibrio frágil se encuentra el mundo de Jonathan Snider, un joven extraordinariamente reservado que entra a estudiar a una lejana escuela, con la única intensión de alejarse de su turbulento pasado. Serio e introvertido, allí conoce su destino como el último cazador de los Soulkeepers, arte en la que será entrenado por Hector Haste, un viejo miembro de la orden de la luz y en el proceso conocerá a quienes le ayudarán a desarrollar su valor... y sus miedos.
CRÍTICA: El cómic mexicano ha enfrentado a lo largo de décadas el ostracismo de los grandes medios y un desprecio generalizado por el fandome, que lo considera si acaso un género alterno a los monos de periódico. Probablemente el intento más serio por ganar un hueco en un mercado cada vez más difícil (y chico) es Soulkeepers.
Para comenzar a leer esto, hay que tener una vara distinta a la que usamos para medir la calidad del cómic gringo, tanto en dibujo como en argumento. Cordova (trazos) y Fers (guiones) plantean una historia que procura ser directa, sin subplots y sin mayores preocupaciones que desarrollar al protagonista y a un pequeño elenco auxiliar.

En los trazos Cordova tiene algunas cosas que me recuerdan a Udon (de Street Fighter) con Jorge Break, aunque no apuesta por el ass-shot que tanto le gusta al segundo ni parece tener el tiempo o el ritmo para tener el lápiz tan fino como el primero. Aun así, sus diseños son atractivos y aclaro que lentamente va desarrollando un estilo muy propio que ya no va a necesitar tantas referencias. De paso logra dotar de una narrativa aceptable, aunque sigue padeciendo un mal universal del cómic mexicano, que son los acabados irregulares en los fondos y un entintado demasiado oscuro. Incluso un dibujo que a veces se siente apresurado (como al principio del no. 2).
Donde si brilla como Sol este cómic es en su plan de mercadotecnia, practicamente inédito en este siglo dentro de la historieta mexicana. Mientras cientos de trabajos de otros autores se quedan sin exposición pública, Soulkeepers ha logrado una fuerte promoción en diversos medios (al menos en Guadalajara), además de tener patrocinadores que jamás en mi vida había visto en un cómic.
La calidad del papel y las portadas variantes le dan un valor todavía más destacado a este cómic, que entra al mercado con un precio de 29 pesos, que al menos logra desquitar con el material que ofrece, aunque es cierto que el camino que le falta por recorrer para ganarse al público es amplio. Al menos a diferencia de otros, estos hacen un esfuerzo por despuntar.