miércoles, abril 23, 2014

Caricaturas con el sello Spielberg

• Spielberg apostó por la animación en los 90.
Los primeros años de la década de los noventa son flojos para la animación en Warner Bros. Los grandes proyectos encabezados por Bugs, Sam Bigotes, El Pato Lucas, el Correcaminos y la frase “esto es todo amigos” ya son clásicos. Clásicos, pero viejos. La generación de finales de los años ochenta parece más emocionada con caricaturas orientadas a la acción y no tanto al humor y la fantasía. Es una época donde incluso Disney abandona la pantalla chica para apostarlo todo por el cine.
Pero hay un visionario que sabe que estos momentos de crisis son perfectos para darle forma a nuevos proyectos: Steven Spielberg. ¿Y quién podía imaginarlo? el director de cine, el tipo detrás de Indiana Jones, Tiburón, E.T. El extraterrestre y Volver al futuro quería producir caricaturas. ¿Suena a locura? Sin duda. Pero también a una buena oportunidad.
La apuesta es hacerlas con personajes nuevos. Sí, Warner ya tenía a Bugs Bunny, el Pato Lucas, Porky, Silvestre, Piolín y el Gallo Claudio. Pero lo que Steven tenía en mente era crear nuevo elenco de personajes, y con un poco de suerte, volverlos entrañables para la audiencia. Y lo logró. Tanto que a esa época se le considera “el renacimiento de la animación” en la pantalla chica.
La historia de Steven Spielberg en el mundo de las caricaturas es breve, al menos comparada con su romance con el cine. Pero lo suficientemente memorable como para haber dejado escuela y haber dejado marcada a toda una generación de espectadores.

Tiny Toons (1990-1995)

Fue la primera serie de Steven Spielberg para la Warner. Muestra las aventuras de unas caricaturas “adolescentes” en una centena de capítulos disparatados y sin una continuidad sólida. Los personajes estudian en la universidad Acme para algún día ser personajes “de primera línea”.
Repleta de chistes, sketches, aventuras y parodias a las personalidades de la música y la televisión de la época; la animación protagonizada por “Buster”, “Babsy”, “Plucky”, “Hamton” y “Elvira”, entre muchos otros (aparecieron más de 100 personajes en la serie), marca su linea respecto a otras caricaturas al utilizar la violencia simulada (explosiones y peleas) con toneladas de humor negro, muchas veces los suficientemente ácido como para no ser considerado del todo infantil.
En 1992 se lanzó una película (directo a video) titulada “Tiny Toon Adventures: How I Spent My Vacations”.

Animaniacs (1993-1998)

Por muchos motivos, una obra maestra de la animación, con un humor mucho más ácido que la anterior, pero inteligente. “Animaniacs” toma como base las aventuras de tres ¿perros? ¿gatos? ¿osos? (en realidad nunca se define en la serie, y constantemente se juega con qué son), llamados Hermanos “Warner”: “Yakko”, “Wakko” y “Dot”. Los tres, un azote del sentido común que parodian el look de caricaturas clásicas de los años veinte del Siglo XX. Sus aventuras no se “amarran” a una época en específico. Lo mismo se desarrollan en el Hollwood de la “Edad de oro, que se van a provocar el caos a la Edad Media o estragos en la Antigua Roma, a lo largo de 99 episodios.
Abundan los sketches protagonizados por personajes secundarios como los Palomos, Kikiri Boo, Katie KaBoom y Pinky y Cerebro, que tendrían su propia serie.

Pinky y Cerebro (1995-1998)

Una caricatura protagonizada por dos ratones de laboratorio con personalidades muy peculiares. De un lado, “Pinky”, el torpe e inocente del dúo. Del otro, “Cerebro”, el genio pero infeliz. La premisa de la serie se puede resumir en dos frases:
“¿Qué es lo que vamos a hacer esta noche, Cerebro?”. La respuesta: “Lo mismo que intentamos todas las noches, Pinky. ¡Tratar de conquistar al mundo!”.
Con una comedia menos disparatada y un elenco reducido la serie se desarrollaba con los planes de Cerebro para conquistar al mundo, y como siempre terminan fallando en el último momento, casi siempre, gracias a la incompetencia de Pinky.
Constó de 65 episodios, y al final tuvo como “invitada” a “Elvira”, de “Tiny Toons”.

Fenomenoide (1995-1997)

Serie creada por Bruce Timm (el genio detrás de la animación de “Batman”). La idea era hacer una caricatura de superhéroes, pero Spielberg sugirió darle un toque cómico al programa. La serie heredó el espíritu absurdo de Animaniacs, pero con un toque de aventura.
El show se centra en las aventuras de “Dexter Douglas”, un “ñoño” de escuela que gana enormes poderes gracias a un virus de computadora (en aquella época aún había quien pensaba que internet podía darlos). Con sus nuevas habilidades, “Dexter” adopta el nombre de “Fenomenoide” (Freakazoid, en inglés), y comienza su lucha contra todo tipo de villanos, muchos bastante pintorescos.
Llegó en un momento donde Warner comenzaba a “cancelar” varios proyectos animados, lo que explica que durara únicamente 24 episodios. Pese a eso, se granjeó una base de fans que la considera de “culto”, e incluso se encuentra rankeada por la página “IGN” como una de las 100 mejores caricaturas de todos los tiempos.

EL FIN DE UNA ÉPOCA
El culpable de la cancelación
 

Si eran tan buenas series, ¿por qué desaparecieron? A finales de los años noventa, Warner tenía en la parrilla lo mejor de la animación americana, pero de un año a otro, despareció por completo. ¿Qué pasó
Hay un culpable de esto: Jamie Kellner, productor ejecutivo de Warner, quien canceló Animaniacs, Fenomenoide, y Pinky y Cerebro. Kellner se cargó además a las Aventuras de Superman y estuvo a punto de cancelar Batman
El ejecutivo puso como pretexto a... ¡la gente!. Llegó a señalar que cuando los programas se iban a comerciales, cambiaban de canal, lo que alejó a los anunciantes, y sin ellos, era imposible sostener la animación. Lo cierto a 15 años de esta decisión, Warner no ha logrado armar una barra de animación tan sólida como la que tenía en aquella época

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