En un mundo donde la tecnología ha avanzado de forma sorprendente, Aaron Aikman es Spider-Man, un héroe con poderes arácnidos y una armadura que le permite lograr proezas sorprendentes.
En su identidad civil, Aikman ha destacado como un científico en los campos de la biología y la química; en tanto que en su faceta arácnida es quien se encarga de detener a peligrosos criminales, como Naamurah. Sin embargo las habilidades de este Spidey se van a tener que probar al máximo cuando enfrente a un enemigo venido de otra dimensión, quien está cazando a los Spider-Man del multiverso.
CRÍTICA: Dustin Weaver se encarga de escribir, dibujar y entintar este cómic, así que es lo más cercano que tenemos a un “número de autor” de Spider-Man en un buen tiempo... pero eso no es exactamente un mérito.
Aunque interesante en su planteamiento tecnofuturista, Weaver parece que quiso contar demasiado para las páginas que tiene. Tenemos flashbacks, historias de soporte, románticas, de pelea y claro, lo referente al Spider-Verse en menos de 24 páginas, así que no es extraño que termine por sentirse demasiado pesado e inconcluso, con páginas que están constantemente saturadas depáneles. Weaver busca que el personaje y universo que ha creado se luzca y sea memorable, pero termina por no aterrizar casi ninguna idea.
Esta sensación de que no cuaja también termina permeando al dibujo. Dustin es un artista competente (hizo un gran trabajo en Infinity, por ejemplo), pero tampoco un prodigio, y creo que le hizo falta delegar el entintado, pues por momentos le terminan faltando fuerza a sus dibujos, amén de que su narrativa no siempre es fluida (va muy de la mano con el guión, al sentirse encimada).
Un número de relleno con todas las de la ley, que si se te pasó (como a mí, que lo leí en el Sanborns) no te pierdes realmente de nada.
CALIFICACIÓN: 6
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