La historia detrás de cómo nace Comics Army se contó en su momento en el propio programa, peroooo paaaaara los flojos, aquí va la versión en unos cuantos renglones: Un proyecto entre varias personas que originalmente iba a ser de videojuegos se fue desgajando —de gente— hasta que quedamos nada más dos, a los que más que interesarnos las consolitas, los Segas y los Marios Bros, nos gustaban los cómics. Teníamos tiempo libre, teníamos ganas y como hubiera dicho el maestro de maestros Alex Cruz, What Demons, ¿por qué no hacerlo?
Comics Army, alojado en la página de Langaria.net, fue el podcast que acompañó durante un buen tiempo a este blog, y ha sido quizás una de las experiencias más divertidas que me ha brindado este espacio. BMB_Bishop y su servidor grabamos durante varios años el show de forma itinerante, armados con un micrófono y un hambre atroz. A veces en restaurantes, en la calle, en distintas casas o en donde se pudiera prender la computadora del Bishop (se acabó al menos dos, durante el tiempo que hicimos el programa).
Y no, no fuimos sólo dos. Si algo tenía el programa, era la capacidad de sorprender con invitados que, por lo regular, no estaban contemplados. Desde magos, ciegos, vagabundos, drogadictos, trovadores (asco), Community managers, niños índigo, otakus y el infaltable gag de las meseras, que en su inmensa mayoría, nos observaban con cara de perplejidad y pena (tristemente, nos pelaban más los meseros).
El tiempo que duramos haciendo el programa, de verdad, lo disfrutamos. Cuando terminó, nos preguntaron mucho el por qué, que si nos habíamos peleado, o si finalmente unos de los dos (Bishop, claro), se había hecho la jarocha.
La realidad es que desde que comenzamos hasta el último programa pasaron un par de año (poco más) y aunque en esencia eramos igual de ñoños, y disfrutábamos los cómics, muchas cosas cambiaron en la vida de cada cual, y eso hacía que encontrar los tiempos y en mi caso muchas veces el ánimo para hacer Comics Army Z se volviera complicado.
Antes de terminar dando lástima (porque risa ya dábamos), ambos decidimos que hasta allí llegaba. Cómics Army nos pertenece a los que lo hicimos y a sus escuchas, y sentimos que fue mejor dejarlo como un proyecto hecho con ganas, antes de volverse en algo hecho a fuerzas.
Desde que concluimos el programa hasta el momento en el que escribo estas palabras, a Bishop y a su servidos nos ha pasado otra vida por encima. Muchas, muchas cosas han cambiado, pero, ¿saben qué? Seguimos siendo amigos. Lo considero uno de los mejores qué he tenido en la vida, y me sentiré siempre infinitamente agradecido de la oportunidad de haber hecho el podcast con la gente de Langaria, de habernos divertido, tragado y empachado en cada grabación. De todo, y por todo, valió la pena.
NEXT: Los colaboradores. Las redes sociales y el gran final. ¡Don't Miss It!
Y sí, Bishop se hizo la jarocha.
viernes, marzo 27, 2015
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