Bilbo y el resto de los enanos finalmente lograron llegar a la Montaña donde reposa Smaug, el temible dragón. Pero el enorme demonio no estará dispuesto a cederle ni una moneda (y mucho menos la fortaleza) a Thorin. La ciudad del Lago pronto se convertirá en un gran y humeante campo de batalla.
Por otro lado, en toda la Tierra Media comienzan a correrse rumores sobre las hazañas de los enanos. Pronto, ejércitos de distintos orígenes comienzan a darse cita para tomar una tajada del enorme tesoro que guarda la Montaña.
Así, llega a su fin la exploración y explotación que Peter Jackson hizo de El Hobbit, libro de JRR Tolkien donde se nos narran los acontecimientos que terminarían por configurar la posterior saga de El señor de los anillos. Jackson, como pocos, logró sintetizar el lenguaje de Tolkien del texto a la pantalla, y para esta trilogía fue más allá, al agregar elementos de su propia imaginación en la historia.
Voy a decir esto desde la perspectiva de un “no-entusiasta” de El señor de los anillos y toda su parafernalia: La película me gusta. La trilogía en general me parece “buena”, aunque también tengo la sensación, y no creo ser el único aquí, que se estiró demasiado, y por momentos este intento por prolongarla hace que la trama se vuelva muy sosa.
La batalla de los cinco ejércitos tiene todas las virtudes y defectos de sus dos predecesoras, pero aumentadas. Si en las entregas pasadas la acción se había dado a cuentagotas, aquí se ofrecen racimos de espectaculares peleas. Comenzamos con la de Smaug, y de allí nos vamos a la más pura contienda medieval entre ejércitos, batallas mano a mano y hasta un poco de magia. En ese sentido, creo que la cinta cumple con creces para quienes andan detrás de algo de adrenalina.
Pero cuando se pone tanta atención a un elemento como la acción, suele descuidarse el otro lado de la moneda, en este caso, el drama. La historia de La batalla de los cinco ejércitos es muy básica. Todas las líneas argumentales importantes ya se plantearon o resolvieron en las entregas anteriores, por lo que aquí los diálogos son breves, o simplemente, cierran uno o dos temas que quedaban abiertos. Por lo demás, la película se contenta con contar más batallas que historia, lo que regularmente me haría feliz...pero aquí viene el problema.
Como lo dije antes, no soy entusiasta de El señor de los anillos, entiéndase que no he tenido el gusto de leer los libros (no, por favor, no me señalen con esos ojos de cuchillo). Es por eso que hay cosas que a final de cuentas no termino por entender.
Sin caer en spoilers, me queda esa sensación de “excesos de cabos sueltos”, muchos de ellos, sin ninguna continuación en El señor de los anillos. Un riesgo que supongo siempre está presente, cuando se tiene que lidiar con tantos personajes a la vez.
En resumen, una película que sin duda vale la pena ver en cine, y que no te hará sentir que perdiste tiempo de tu vida (como con Una película de huevos y demás), pero que tampoco llega al nivel de épica de la trilogía original. Supongo que es una buena manera de decirle adiós (espero) al trabajo que hizo Peter Jackson en la Tierra Media.
sábado, diciembre 27, 2014
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2 comentarios:
por los pasillo esta vigente la idea de publicarel simlarrillion quenta valanqueta, el destino de los hijos de hurin y turin (osea los meros efectovos de los hombres) y la caida de valinor osea hay tolkien pa rato y los cabos sueltos psst pus se reuelven en los libros
Pero por lo pronto dijo don Pedro que Nelson Mandela. Que ahorita está hasta el cogote de Tolkien.
Si vamos a ver más de Tolkien en el cine, una cosa es segura, no será pronto.
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