lunes, agosto 06, 2012

Paranorman

El pequeño pueblito de Blite Hollow parece, a simple vista, uno más en el mapa de Estados Unidos. La vida allí transcurre pacíficamente, con habitantes que si bien no son muy brillantes, si gozan de un gran corazón. Quizás lo único que desentona en el panorama es Norman Babcock, un niño que asegura es capaz de hablar y ver a los muertos, una habilidad que no lo hace muy popular.
Aunque casi todos “lo tiran de loco”, las habilidades de Norman no pasan desapercibidos para todos. Hay quienes piensan que genuinamente es capaz de ver más allá de este plano existencial, y sus habilidades podrían ser determinantes para salvar a  Blite Hollow de una antigua maldición a la que fue condenado el pueblo. La pregunta es, ¿Está Norman listo para dejar de ser un solitario y convertirse en un héroe?
Bajo esta premisa se construye la trama de Paranorman, película que ya se encuentra en la cartelera de cine y que se diferencia del resto de propuestas animadas por el hecho de estar construida a partir del stop motion, lo que le da un aspecto poco común en una época donde la mayoría de las productoras (como Disney-Pixar y DreamWorks) marchan sobre la senda de los gráficos generados por computadora.

La invención de un mundo 
“Lo que buscamos en  Paranorman es crear todo un universo nuevo” explica Tristan Oliver, cinefotógrafo de la película dirigida por Sam Fell y Chris Butler. “La intención ofrecer imágenes brillantes, que tenga tonos oscuros cuando sea necesario y con personajes extremadamente bizarros”. Pero, ¿cómo nació la idea?
Chris Butler explica que la raíz detrás de Paranorman se encuentra en un deseo de infancia. “La idea de la cinta llegó a mi mente cuando yo tenía 12 o 14 años. Bueno, de eso ya pasaron dos décadas (risas).
Originalmente era una película de zombies para niños, muy inspirada en el tipo de cine de horror y de ciencia ficción que yo veía de pequeño, como The Goonies, Gremlins, E.T., Poltegeist, y hasta Scooby Doo (risas). Era una concepto muy irreverente, en un principio”.
Sam Fell recuerda que fue en 2010 cuando Butler llegó con “un guión ya muy avanzado de Paranorman, y desde que lo vi, me quedó claro que allí había una gran historia. Es una película para niños, claro, pero también es una película para la familia y además es un homenaje al mejor cine de zombies”.
Tristan considera que la principal virtud de la película es “el equipo que formamos. Cuando trabajas en stop motion, más vale que así sea, porque hay mucho trabajo siempre (risas)”.
Los directores afirman que la historia se mueve de forma vertiginosa. Del brillante pueblo de Blite Hollow al escabroso cementerio, pasando por los hogares de los personajes, hasta llegar al cuarto de Norman. “Todo eso se trabajó con mucha paciencia. Los escenarios fueron construidos desde cero y el proceso de rodaje implicaba que el trabajo resultara muy metódico”, explican los directores.
Y es que mientras muchas películas graban y regraban sus escenas, e incluso rescriben el guión o el final de la película conforme avanza el rodaje, en Paranorman eso era, simplemente, imposible. “Pensamos que en stop motion ese es un lujo que no te puedes dar. No puede decir ‘bueno, no se a donde va la historia, ya se nos ocurrirá’ ¡no! (risas). Aquí teníamos muy claro lo que queríamos desde el principio. El rodaje es la culminación de un trabajo de mesa muy largo y elaborado”. 

A romper el límite
Muchos estudios de animación se lo piensan dos veces antes de apostar por un proyecto de stop motion. Son pocos los especialistas en la industria que saben sacar lo mejor de ésta técnica, que además, presenta algunas limitaciones tecnológicas, aunque esto último es algo que debate Chris Butler.
“Creo que Paranorman es el ejemplo perfecto de que ya no debe haber miedo a buscar experimentar con el stop motion. Y a veces son justamente esas limitaciones lo que le dan su encanto particular”.
“Tenemos una película bien construida. No rodamos en tres escenarios y con unos cuantos personajes, sino que tratamos de darle coherencia. Si íbamos a mostrar un pueblo, pues había que moldear uno ¡y eso hicimos! Es el tipo de atmósfera que no te encuentras en una película animada por computadora, donde la sensación de que todo es artificial jamás desaparece”, agrega el cineasta.
El equipo de trabajo lucha, además, contra la fama “oscura” que les dejó Coraline, película producida por el mismo estudio que se vendió como “infantil” sin serlo. “Implicaba una complejidad psicológica muy densa”, reconoce Butler, quien en su defensa que “Paranormantiene sus momentos de miedo, pero tampoco es una película de terror salvaje (risas). A nuestros detractores les diría que es malo juzgar a un libro por su portada y a una película sin haberla visto”.

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