Iron Man 7

Tony Stark sigue siendo el más buscado del mundo, y todo en él tiene un enorme valor para Norman Osborn, el máximo policía mundial con su H.A.M.M.E.R.
Stark se encuentra en una doble misión: Destruir sus bases tecnológicas alrededor del mundo para que no caigan en malas manos (o sea, en las de Osborn) y borrar su mente con datos estratégicos y sensibles, para que... ustedes me entienden.
El tufo del descompresed storytelling parece haber invadido en todo el Universo Marvel gracias a Bendis, y ahora los guionistas en general cayeron víctimas de la epidemia de alargar las historias de forma indiscriminada.
Matt Fraction hasta ahora ha hecho un gran trabajo en este título, donde a lo largo de siete números movió física y mentalmente a Tony Stark hasta los límites. Tiene buenos diálogos e incluso chispazos de brillantes frases, además de que apoya sus textos sobre los competentes lápices de Salvador Larroca.
El punto débil no se nota en esta saga hasta que pasan ciertos números: La historia desde el 2 hasta el 7 es: Tony vagabundea con una armadura cada vez más vieja, es atacado por un amigo o villano en turno, medio lo derrota y logra escapar.
Eso ocurrió ya en este y los números pasados, y comienza a sentirse que Fraction sabe a donde quiere ir con la historia, pero no tiene ninguna prisa por llegar.
Destaca el rescate de muchos personajes pertenecientes al elenco de Iron Man que se habían quedado de lado, como Crimson Dynamo, quien juega un papel fundamental en la resolución de la historia. Otra cosa es el lento pero inexorable declive mental de Tony, que comienza a volverse cada vez más torpe también físicamente, lo que queda implícito en que los modelos de armadura que va utilizando se van volviendo cada vez más básicos. Creo que el punto dramático del cómic sigue vigente, pero no me negarán que una saga que lleva 7 números comienza a ser preocupantemente larga.
CALIFICACIÓN: 8.5