Desde niño aprendí una cosa básica en cuanto a todo lo que hacemos en la vida: Por las malas, nada funciona.
Creo que cuando ví la película de Spiderman 3, ese pensamiento me rondó constantemente la cabeza. Sam Raimi estába, y creo está, harto de la franquicia arácnida. Después de hacer dos filmes apoteosicos del personaje, llegó al tercero dispuesto a cerrar el círculo de manera cási perfecta.
La historia del Arenero y Harry Osborne, ambos tratando de huir de lo que son; era el epitafio perfecto a una franquicia que hasta ese momento se había construido sin los grandes villanos de los noventa, sin el Peter Parker atormentado de los últimos años y sin abusar de las tramas desgastadas del "bueno busca y atrapa al malo".
Llegó pues la tercera parte, y fue despedazada por el público. ¿Con razón? bueno, los que se dedican a criticar cine, los "críticos expertos", ya están suficientemente amargados como para ponerle peros a cualquier película que les pongan enfrente, ok, con ellos no hay problema. Pero la gente que va a divertirse, los que no saben ni se interesan por el ritmo, el encuadre, la fuerza narrativa y la yuxtaposición de imágenes, tampoco salió satisfecha. Las frases "es una mierda", "esta muy chafa", "no le llega a la dos" fueron la dominante.
¿Raimi sabía que su película sería un fracaso? Si...lo sabía y creo que es quien más lo ha disfrutado. Porque un tipo arrogante y profundamente ignorante como Avi Arad se metió en el guión, porque la productora quería villanos "famosos" y acartonados y porque se dejó; Raimi se dejó y el resultado es un fracaso de cinta, donde se mientan madres, pero no hay padre, nadie reclama la creación de este bodrio. Raimi dirá "yo no quería a Venom". Arad dira "Yo quería villanos famosos" y los fanáticos pensamos que solo queríamos una buena película.
Pero a la mala, nada.
sábado, mayo 12, 2007
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