Toy Story 3

Toy Story fue la primera película animada por computadora que vi donde te olvidabas por completo que estabas viendo gráficos y no dibujitos. Quizás es ese es el modjo más grande de Pixar, que a pesar de ser impecables a nivel visual, lo que más llama la atención sus historias son extraordinarias y la forma en que se van desenvolviendo.
Con Wall•E , Pixar ya había dado visos de que estaban aprendiendo a usar las palancas lacrimógenas del público y son muchas las personas que me han dicho que sí, lloraron. "Pamplinas -pensé- a mi no me verán derramar lágrimas, si acaso las que me salen cuando bostezo".
Con el corazón de piedra, me dispuse a ver la cinta y desde el principio, para quienes vimos Toy Stoy 1, viene el bombardeo nostálgico.
Como todas las películas que ha hecho Pixar la cinta no enfoca sus baterías en los niños, sino para la audiencia. Y en este caso va especialmente dirigida para quienes crecimos con la saga de Toy Story, una franquicia destacadísima en la industria del cine, sin cuya aparición tendríamos que leer con nuevos signos la evolución de las películas animadas.
Sí, si van los pequeños, estos se van a divertir, hay montones de escenas que te proporcionan una sonrisa, mucho humor teen y un poco más maduro, toneladas de eso, sí. Pero también hay otras capas de la historia que un niño de primaria o secundaria no va a entender.
Al mirar Toy Story no pude dejar de pensar en lo extraordinariamente cool que fue ser un niño sin internet y computadora, donde para jugar tenías que crear esos fantásticos mundos internos con tus juguetes, que sí, en cierta forma se convierten en tus complices y muchos les dotamos de una personalidad a cada uno.En la cinta también recordamos que el mundo que Toy Story retrató en 1995, cuando apareció la primera parte, simplemente ya no existe. Los niños no necesitan hoy juguetes para distraerse, no con los miles de gadgets que inundan el mercado. Y bueno, los que sí tienen juguetes ahora poseen complejos armatostes que hacen quedar en ridículo nuestros carritos y monitos sin articulaciones.
Es quizás estas situaciones "espejo" lo que hace que Toy Story conecte tanto con ciertas personas, y me incluyo. Hay un momento en la vida, y lo digo como hombre, donde te das cuenta que no puedes seguir siendo un niño y que le tienes que decir adiós a ese "infante". Algunos se aferran más, otros menos; sí, siempre podremos decir que la imaginación queda allí, que siempre tendrás el alma joven y jamás te endurecerás lo suficiente, pero en cierta forma es un ciclo que se acaba y no hay un reset ni ninguna forma de marchar atrás.
Para quienes estén interesados, les dejo este artículo (en inglés) donde se explica un curioso fenómeno que esta desatando la película: Son los hombres y no tanto las mujeres, quienes están llorando en las funciones de la cinta. De los que la vieron, ¿Quién lloró? no se apure, les prometo que se queda aquí entre nosotros.